lunes, 17 de enero de 2011

El Hedonista

No siempre las apariencias definen a las personas, a veces escondemos una parte de nosotros para proteger nuestra intimidad, construimos una burbuja donde atesoramos nuestros más preciados secretos, donde cuerpo y alma se fusionan en su total fragilidad...
Después de varios años de amistad, de compartir momentos estupendos con amigos en común, se decidió a invitarme a su casa a cenar. Él era un hombre bastante carismático, atractivo y elegante, siempre tenía en sus labios una estupenda sonrisa, de esas que impactan, que te atrapan y te preguntas ¿qué sabor tendrá...?

Allí estaba yo, a la hora convenida, todo estaba preparado, un ambiente ideal de luces y música, una mesa elegante y una cena de gourmet en la que nos deleitamos con varias delicatessen.
Al poco tiempo tuve la sensación de estar con otra persona, descubría detalles en él que para mi eran totalmente desconocidos o quizás al estar siempre acompañados con otras personas pasaron desapercibidos, lo que estaba claro es que este nuevo hombre me estaba conquistando...
Terminamos de cenar y pasamos a otra parte del salón, donde me indicó que me sentara en un inmenso sofá blanco, el se fue para la cocina y al rato apareció con una caja de bombones, una cubitera y una botella de un riquísimo champán rosado de una marca bastante conocida. Preguntó: - ¿Te gusta, verdad? No sé si fue casualidad o quizás el ya lo sabía pero la cuestión es que de todas las bebidas que puedan existir en el mundo, esta es mi favorita. Brindamos mirándonos fijamente, después desenvolvió uno de los bombones con tanta delicadeza que yo me quedé abstraída en el movimiento de sus dedos, acercó el bombón hacia mis labios, yo mordí una parte y él se llevó el resto a su boca, al momento caímos en la inercia de nuestros labios, prendidos por una pasión recién descubierta o quizás lo lleváramos dentro desde hace tiempo y hasta ese momento no supimos expresarlo. Ansiosos de nosotros mismos nos comíamos a besos, las lenguas ávidas de deseo se fusionaban en la mezcla de nuestros jugos y el chocolate.
Entre besos y caricias me llevó a su dormitorio, se sentó en el borde de la cama, yo lo miraba nerviosa pero decidida a dejarme llevar por ese torbellino de sensaciones que estaban naciendo entre los dos y cada vez se hacia más fuerte. Me observaba de arriba abajo, y con la voz más sensual que jamás había oído dijo: -Desnúdate…
Yo accedí a su petición, pensando que era un simple capricho. Me fui despojando poco a poco de mi ropa, que iba dejando caer sutilmente en una inmensa alfombra que se extendía a los pies de la cama, él la iba recogiendo y colocándola perfectamente estirada a su lado. Ya completamente desnuda lo miré fijamente, estiró los brazos e hizo un movimiento con sus dedos indicándome que me acercara hacia él, asiendo mis caderas como garras apoyó su rostro en mi vientre, su respiración traspasaba mis poros incendiándome por dentro, se dedicó a dibujar mi cuerpo con sus manos, recorriendo casi con precisión cartográfica los pliegues de mi piel, dejando una senda brillante con la saliva que iba desprendiendo de su boca al besarme. Se incorporó conduciéndome a la vez hasta un comodín con un inmenso espejo que justo había detrás de nosotros, apoyándome de pie en él, cogió mi ropa y como si de un ritual se tratara empezó a vestirme, yo lo miraba extrañada, pero no pregunté nada, la tibieza de sus manos subiendo por mis tobillos al introducir mi tanga me tenían extasiada de deseo, lo colocó perfectamente, casi ajustando a milímetros los dos cordones negros que se sujetaban con mis caderas. Continuó con el sujetador, parecía que toda su vida se había dedicado a abrochar estas prendas por la precisión con que lo hizo. Después suavemente introdujo uno de mis pies en una media, lenta y delicadamente la iba subiendo hacia mis muslos, los cuales se erizaron al colocar la blonda de encaje por un simple roce de sus dedos a mi sexo que ya estaba notablemente húmedo por la excitación, hizo lo mismo con la otra pierna, pero esta vez fue premeditado un nuevo contacto de sus dedos, buscaba excitarme y lo estaba consiguiendo. Acomodó mi pie derecho en su rodilla, recreándose lascivamente besó mi empeine y mi tobillo, más tarde encajó mi pie en uno de mis zapatos con tal delicadeza y mimo que pareciese ser de puro cristal, luego hizo lo mismo con el otro pie.

Se incorporó para enfundarme de nuevo en mi vestido, una larga cremallera en la espalda lo ceñía completamente a mi cuerpo, acarició con las yemas de los dedos mis hombros a la vez que con sus dientes mordía delicadamente mi cuello, sus manos abiertas se deslizaban lentamente hacia mis pechos y haciéndose hueco a través del escote se colaron en su interior, mí piel se erizaba entre un sin fin de caricias, sus labios seguían jugando en mi cuello, sentía el calor de su cuerpo adosado a mi espalda y la prominente erección que se clavaba con fuerza en mis nalgas, me estaban volviendo loca de deseo… vertiginosamente me dio la vuelta, lanzándose de lleno a mis pechos toda esa calma con la que hasta ahora se había comportado se transformó en la más extrema dualidad, su lengua se deshacía entre lametones por mis pezones que con una habilidad asombrosa los había sacado al exterior, sus manos me recorrían por encima del vestido quemándome casi la piel por el fuego que desprendían, lo subió hasta mis caderas en un arranque de furia desmedida, sus dedos se colaron por el hueco de mi tanga indagando por mi sexo, inundándose de una lubricidad cristalina que me tenía totalmente calada, en ese momento, fue como si hubiera adivinado mis deseos por que invadiera con su boca todo mi sexo, rompió de un tirón mi fino tanga y como un animal hambriento se dispuso a devorarlo, sentí como su lengua dominaba por completo mi clítoris, como se recreaba lamiendo mi carne trémula mientras yo me retorcía entre gemidos de placer, se arrastró hasta mi boca para besarme estallando en unas ansias con sabor a mi, se desabrochó su pantalón, y aferrando sus manos a mis muslos me penetró, sentí como me llenaba por completo de él mientras su mirada se perdía en la mía. Lo desabroché temblorosa los botones de la camisa dejando su torso al descubierto, mis manos se agarraron a sus hombros, mientras el iniciaba un ritual de movimientos pélvicos, suaves al principio pero según nos iba consumiendo la pasión se fueron acelerando, hasta ser casi brutales, allí entre sus brazos, sumida en un estallido de placeres, unidos por una misma pasión, mis uñas se clavaron en su espalda al desvanecerme en un orgasmo intenso, tan intenso que perdí la consciencia por un instante...

Me llevó hasta su cama, entre risas y caricias nos pasamos la noche dedicándonos a jugar al amor, hasta agotarnos de nuestros sentires. No teníamos hambre, no teníamos sed, sólo la necesidad de saciarnos de nosotros mismos...
Nunca imaginé que tras esa mirada amigable se escondiera un hombre tan seductor, con unos dotes amatorios tan increíbles, tan especiales como deliciosos, así era él...
A los pocos días recibí un pequeño paquete, al abrirlo encontré un tanga de fina lencería en color negro con una tarjeta que decía: - ¿Te gusta? A mi me encantará rompértelo, no pienso en otra cosa...


Amanteceres
Safe Creative #1101178278730

viernes, 14 de enero de 2011

2º ANIVERSARIO




















PARA TI...
Te invento despierta cada día en la lluvia que provoca tu piel con mi piel.
En la orilla de mis sueños te venero cuando cruzo la puerta de tu cuerpo.
A dos centímetros de la carta de tu boca me enredo en tu mismo cielo.
Mis manos cobran vida y te tocan temblorosas, resbalando en tu dulce aroma.
Oscilante delirio que me mece en el péndulo del lenguaje del deseo.
Saboreando con ansias la marea desbocada de tus besos.
Ardiente desnudez provocada por la leña de tu fuego.
Y te dejo un sitio en mi pecho, en mi vida, en mi costado…
Suspirando caricias de terciopelo, desatando nudos de pasiones rojas.
Atrapada en las líneas de tus manos me moldeas entre surcos de placer.
Y desnuda de ti, me entrego para vestirme de pecado…


Amanteceres
Safe Creative #1101148258205
Quiero agradecer a todas las personas que en estos dos años se han acercado a mi blog. Aquellos que me leen habitualmente, los que dejan su huella en hermosos comentarios, a los anónimos, a mi inspiración, a los que me escriben a mi cuenta de correos dejándome palabras que alientan mi motivación, a los maravillosos amigos que he encontrado en este mundo y que alguno ha tenido el gesto de regalarme algún texto, a otros que ya tenia y que fielmente me demuestran su cariño y admiración.
A todos vosotros GRACIAS por existir...


AMANTECERES